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Actividad Física de alto rendimiento y disponibilidad energética

Alejandra Huerta Arreola

Los atletas están sometidos a gran presión tanto interna como externa para alcanzar el mejor rendimiento posible. De eso se trata el deporte, de franquear los límites, y superar lo previamente alcanzado. Pero ante esta presión, en ocasiones se incurre en conductas que ponen en riesgo la salud y comprometen el rendimiento. Una de ellas es la de restringir excesiva o prolongadamente la ingestión de energía con la finalidad de alcanzar cierto peso o composición corporal. Esta condición se conoce como baja disponibilidad energética, y conduce a un síndrome denominado RED-S (Relative Energy Deficiency in Sport), que tiene consecuencias negativas en todos los sistemas fisiológicos, especialmente en la salud ósea y reproductiva, así como en la función inmunológica.

¿Qué es disponibilidad energética?

Se define como la energía total ingerida menos el gasto energético de la demanda metabólica prioritaria, en este caso, el ejercicio. Es decir, es la energía que queda disponible después del ejercicio para los demás procesos metabólicos. Evolutivamente el organismo se ha adaptado para dar prioridad a los mecanismos esenciales para la supervivencia inmediata, siendo el movimiento una función fundamental para poder huir o buscar alimento. Por lo tanto, cuando existe esta demanda, la energía se canaliza primero a la locomoción. Y la energía restante es la que podría entrar a cubrir el requerimiento para el resto de los procesos fisiológicos. Cuando la energía disponible es suficiente, se pueden cubrir las demandas del organismo y mantener la salud. Pero cuando es insuficiente, se activan mecanismos neuroendócrinos, tales como la reducción de la leptina, la T3 y la hormona luteinizante, lo que  ocasiona que empiecen a suprimirse algunas funciones. Al medir el gasto energético basal en la personas que tienen baja disponibilidad energética a través de calorimetría, encontramos un valor menor al que podríamos predecir con una fórmula, y esto refleja un estado patológico del balance energético.

¿Cuáles son las causas de la baja disponibilidad energética?

Podemos clasificarlas en tres tipos:

  • No intencionales:

    En situaciones de actividad física de alta intensidad y/o duración, el apetito no siempre se incrementa en directa proporción, es decir, puede ocurrir un fallo para aumentar la demanda energética y compensar el gasto del ejercicio. Cuando se deja la alimentación a libre demanda, no todas las personas cubrirán el requerimiento total. También es común que existan otro tipo de barreras para poder alcanzar a consumir las kilocalorías necesarias, tales como la falta de tiempo, de acceso a alimentos densamente energéticos, de habilidades para la compra y preparación, o simplemente carencia de orientación adecuada en nutrición deportiva.

  • Intencionales:

    Se refieren a los esfuerzos intencionados y racionales pero mal manejados para reducir peso o masa grasa y calificar a cierta categoría, evento deportivo o mejorar el rendimiento. No siempre se cuenta con nutriólogo deportivo, y los nutriólogos que no están formados en esta área pueden incurrir en errores de sobre-restricción.

  • Compulsivas:

    Son las conductas alimentarias desordenadas o trastornos de la conducta alimentaria, que son más prevalentes entre los deportistas que entre la población en general.

¿Qué consecuencias tiene la baja disponibilidad energética? El síndrome REDS se refiere al conjunto de síntomas fisiológicos y psicológicos que incluyen disfunción reproductiva,  baja densidad ósea, afectaciones en la salud cardiovascular y hematológica, menor inmunidad, menor síntesis de glucógeno y de proteínas en general, así como mayor incidencia de lesiones,  entre otras. Los síntomas que suelen aparecer de inicio son supresión de la inmunidad tipo 1 (mayor riesgo de infecciones virales), fracturas por estrés, y anovulación seguida de oligomenorrea o amenorrea. Al mermarse la salud física se afecta el tiempo de entrenamiento, y por lo tanto puede disminuir también el rendimiento, repercutiendo en la salud mental.

¿Cómo se calcula?

La ecuación algebraica es bastante simple: DE = (IET-EGE)/MM

DE = (IET-EGE)/MM

DE: disponibilidad energética

IET: ingestión energética total

EGE: Energía gastada en el ejercicio

MM: kilogramos de masa magra

Se debe estimar la IET con el mayor cuidado con la finalidad de reducir el error >20%, ya que esta variable es de suma importancia para lograr un diagnóstico correcto. La EGE puede medirse a través de dispositivos como monitores de la frecuencia cardiaca, acelerómetros, monitores con GPS o relojes inteligentes. La MM se suele determinar a través de plicometría, DEXA o bioimpedancia.

Los puntos de corte propuestos hasta el momento son los siguientes:

Recientemente el Comité Olímpico Internacional publicó un documento de consenso donde propone un proceso de tres pasos para diagnosticar REDS y poder prevenir o tratar las consecuencias negativas de la baja disponibilidad energética que pueden llevar a un atleta incluso a tener que retirarse de su deporte.

Para mayor información consulta: Mountjoy et al. 2023 International Olympic Committee’s (IOC) consensus statement on Relative Energy Deficiency in Sport (REDs).

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