Se considera a todo alimento que, además de su valor nutritivo, contiene componentes biológicamente activos que aportan algún efecto añadido y beneficioso para la salud y reducen el riesgo de contraer ciertas enfermedades.
La microbiota intestinal es la comunidad de microorganismos vivos residentes en el tubo digestivo. La microbiota es indispensable para el correcto crecimiento corporal, el desarrollo de la inmunidad y la nutrición (2).
El camino para mejorar la microbiota intestinal pasa por incorporar a la alimentación prebióticos y probióticos y conseguir un equilibrio entre ambos.
Los probióticos son alimentos o suplementos que contienen microorganismos vivos destinados a mantener o mejorar las bacterias "buenas" (microbiota normal) del cuerpo.
Los prebióticos son alimentos (generalmente con alto contenido de fibra) que actúan como nutrientes para la microbiota humana. Los prebióticos se utilizan con la intención de mejorar el equilibrio de estos microorganismos. Los prebióticos más estudiados son dos: la inulina y los fructooligosacáridos (conocidos también como FOS).
Nuestras enzimas digestivas no pueden metabolizar los prebióticos, por lo que llegan al colon casi intactos, donde alimentan la microbiota intestinal, que los metaboliza en ácidos grasos de cadena corta. Estas sustancias cambian el pH del medio, que ejerce un efecto muy importante, ya que mejora significativamente la absorción de calcio, hierro y magnesio. La inulina es el nombre de una familia de azúcares complejos (polisacáridos) compuesta de fructosa, por lo tanto, es un fructosano o fructano.
Resiste la digestión en la parte superior del tracto intestinal, lo que evita su absorción. Estas propiedades la convierten en un sustrato energético y metabólico para las bacterias endógenas del colon (6).
Los simbióticos son alimentos que en su composición incluyen probióticos y prebióticos y potencian, sobre todo, su efecto beneficioso para la salud intestinal. Un ejemplo serían los preparados lácteos ricos en fibra fermentados por bifidobacterias.
A largo plazo el consumo regular de simbióticos diversos ha demostrado mejorar la salud en adultos mediante la reducción de la incidencia y severidad de las enfermedades respiratorias durante la temporada de frío, lo que sugiere un efecto sinérgico entre probióticos y prebióticos.
Por otra parte, los simbióticos son capaces de alterar la composición de la microflora del colon, reduciendo los procesos inflamatorios en la mucosa del intestino (6).
Flora100 es un complejo de probióticos (organismos vivos que permanecen en el organismo para mejorar la flora intestinal) y prebióticos (son el alimento para mantener vivos a estos microorganismos vivos).
Complejo de prebióticos: inulina de agave y alga espirulina
Complejo de probióticos: Lactobacillus thermophilus, Lactobacillus bulgaricus, Lactobacillus acidophilus y Streptpcoccus cerevisiae.
Ayuda a mantener sana la microbiota intestinal.
Fortalece el sistema inmunológico, gracias a la relación que existe entre la microbiota intestinal y el sistema inmunológico.
Disminuye síntomas de estreñimiento e inflamación intestinal.
Es un excelente alimento, único en el mercado, ya que no sólo son gelatinas normales, ya que están adicionadas con otros ingredientes para favorecer al organismo, además de ser un alimento que se puede consumir como postre.
Gelatina sabor fresa: Adicionada con inulina de agave, L-carnitina y jengibre.
Gelatina sabor limón: Adicionada con Inulina de agave, semillas de chía y alga espirulina.
Gelatina sabor piña: Inulina de agave, colágeno y cúrcuma.
Gelatina sabor fresa: Favorece la composición corporal debido a l L-carnitina y jengibre, además de favorecer la digestión gracias a la inulina de agave.
Gelatina sabor limón: Favorece la digestión gracias a la fibra que contiene: Inulina de agave y alga espirulina.
Gelatina sabor piña: Mejora aspectos de la piel, uñas y cabello gracias al colágeno, además es fuente de antioxidantes gracias a la cúrcuma que contiene.